miércoles, 24 de febrero de 2016

Una negrita pidiendo aventón - Dalton Trevisan




Seis y media de la tarde, en la carretera. Pantalón azul chillón y blusa roja.
¿Me das un aventón, chavo?
Me gusta que me digan chavo. Ella sonríe: ningún incisivo superior.
Sube.
Sandalias de cuero viejas. Sin bolsa.
¿De vuelta del trabajo?
Estoy paquerando.
No digas. ¿Lo haces todo el día?
Cuando no llueve.
¿Desde siempre?
Hace un año. Una rubia me trajo. Ella también paquera.
¿Quién fue el primero?
Mi novio. Quería saber si era virgen.
¿Quedaste embarazada?
Tuve un niño. Casi un añito. Con lluvia o sin lluvia, sus dos botes de leche por día.
¿Tus padres saben?
Piensan que trabajo de diarista.
¿Cómo haces para paquerar?
Levantas la mano. Hasta que alguien se detiene. A veces es un cliente.
¿A dónde van? ¿A alguna casa?
Cual casa. En el camino. En los matorrales.
¿Haces de todo?
Lo normal.
¿Sientes algún placer?
Es difícil. Ellos siempre tienen prisa.
¿Cuánto cobras?
Cincuenta.
¿Hoy fue un buen día?
No gané nada. Hay días buenos. Depende de la suerte.
¿Cuál es el peor día?
Cuando llueve. O hace mucho frío. Busco leña y enciendo fuego bajo el puente.
¿Y la peor hora?
El almuerzo. A esa hora nadie para.
¿Almuerzas?
Yo, ehh.
¿Cómo haces para venir?
Salimos muy temprano de casa. La rubia y yo. Caminamos un buen tramo. Miedo de mis padres. De ahí pedimos aventón. A veces alguno se detiene.
¿Y el regreso?
Es más difícil. Y más si hay amenaza de lluvia.
¿Has dormido en la carretera?
Un par de veces.
¿Y cuándo amanece lloviendo?
No venimos.
¿Cuál fue el mejor día?
Uno en que hice siete.
He visto antes en la carretera ese pantalón azul.
¿De dónde eres?
Estoy de paso. ¿Hay muchas como tú?
Una en cada curva. Muchas niñas de trece y catorce años. Lo hacen por amor.
¿Dónde?
Detrás de los arbustos.
¿Se embarazan?
Las bobas como yo.
¿Qué le pasó a tus dientes? Eres joven.
Dolía el de en medio. Justo enfrente.
¿Quién te atendió?
El dentista del gobierno.
¿Por qué te quitó los otros?
Le dije: “Duele aquí”. Y él: ¿Has visto desgranar una mazorca? Luego arrancó los cuatro.
Hasta aquí llego.
Hasta luego, chavo.
La sonrisa pura de esa gran fiesta de vivir. 



Trad. Manuel Noir

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